dilluns, 23 de desembre del 2019


Tras ver la exposición y su recorrido, no sabía por qué obra decantarme, ya que había demasiadas y muchas se parecían. Me costó un poco pero de camino a casa, decidí escoger la que más se me había quedado grabada en la cabeza y se me repetía constantemente. Esa fue el “pene-tornillo” (denominada así por mí) de. El gran dibujo a carboncillo pertenece a un conjunto de cinco obras, similares entre sí, denominadas como Five Panel Vertical(1973).

Judith Bernstein (1942) es una artista neoyorquina conocida por sus dibujos y pinturas fálicas. Bernstein utiliza su arte como un vehículo para su franco activismo feminista y anti-guerra, dibujando provocativamente vínculos psicológicos entre ambos. Por lo tanto es una artista muy ligada al movimiento feminista, aparte que también ha estado involucrada en las Guerrilla Girls, la Coalición de Trabajadores del Arte, el Grupo de Lucha contra la Censura y la cooperativa de mujeres A. I. R. Gallery (miembro fundador) en Nueva York, entre otros.


Ya que no la conocía, investigue un poco sobre ella y me gusto todavía más su obra, tanto estética/técnicamente como su reivindicación. Los primeros dibujos y pinturas de Bernstein fueron influenciados tanto por el graffiti reivindicativo como por su visión del liderazgo paternalista que resultó en la Guerra de Vietnam. Aunque sus obras más conocidas son el motivo icónico de un tornillo antropomorfizado, que se ha convertido en la base de varias alegorías y juegos de palabras visuales, donde existe un juego dentro de la repetición de un motivo.

Sus series posteriores de dibujos de tornillos biomorficos, que comenzó en 1969, y de las cuales yo escogí uno de ellos, son tan icónicos por su juego de referenciación. Esta pieza monumental, y todas las de la serie, se apropia provocativamente de la imagen del tornillo como símbolo fálico de opresión, como arma que clava contra el deseo de la mujer, como una idea o figura firme del hombre de no ser movido ni “desatornillado”. Como símbolo abominable, como un penetrante machismo impuesto y duradero contra el que no podemos hacer nada.

Pero aun así creo que la obra quizás en un sentido más crítico, falla un poco en cuanto generar la idea de pene como elemento opresor, relacionando y significando a genero con genitales, englobando así a colectivos oprimidos también por el propio machismo.


Debido al penetrante sexismo, en la industria del arte, que refleja en su obra, a Bernstein le fue difícil conseguir compromisos de exposición, así como también entrar en la Universidad. Incluso no obtuvo el reconocimiento de sus obras hasta el siglo XXI.

 
Para finalizar cabe decir que la exposición en general me gusto, más la parte de coreografías del género que la de feminismos, ya que esta última me dio la sensación de una limitación de recursos, quizás por la época, que se repetían y por lo tanto había muchas obras similares que aparte de hacer más largo el recorrido, creo que se podría prescindir de algunas de ellas perfectamente.


Joan Valero Cavanillas

C.A.C GRUP B1 BELLES ARTS

Cap comentari:

Publica un comentari a l'entrada