Gina Pane durante casi todo sus recorrido recurrió a la performance para poder comunicar al espectador las verdades que ella sentía y vivía. Teniendo en cuenta el contexto histórico en el que se encuentra y en qué exposición la he descubierto, podemos decir que su discurso y su práctica artística trabajan mano a mano en una sintonía perfectamente melódica y armoniosa.
La descubro con “La lait Chaud”, obra presentada en la exposición Feminismes del CCCB. Exposición que trata de hacer entender todo el recorrido del movimiento Feminista que surge después de la Segunda Guerra Mundial. Lo hace a partir de artistas y dividiendo la problemática en varios apartados como son, por ejemplo, mujeres de casa; represión, la mujer no puede ser artista o ideales de Belleza, que es donde encontraríamos la obra expuesta de Gina Pane.
Esta consiste en un seguido de imágenes donde primero se muestran un baño totalmente blanco, que rompe su estética pura con la aparición de una mancha de sangre y de nuevo, otro elemento blanco como la leche, que quiebra su estado al contener un pelo negro y oscuro. Estas fotografías se relacionan directamente y sin preámbulos con esas
realizadas en la performance y que se hallan a continuación. Es en Lait Chaud donde Gina Pane decide coger elementos que cortan, como son una cuchilla de afeitar o agujas de coser, para realizar incisiones por todo su debido cuerpo. El público allí presente, observa cada movimiento, pero solo reacciona de manera acongojada y nerviosa cuando ella decide llevar los cortes a su rostro.
Hace falta pararse y reflexionar sobre todos los elementos que nos presenta Gina Pane para poder comprender bien su mensaje. Empezar por el corte resulta lo más sencillo, la violencia y agresividad de éste nos deja confusos y paralizados. Como alguien decide herirse de esta forma aparente y sin más, sabiendo lo que conlleva nos aturde. Pero detrás de la herida hallamos la marca, la cicatriz. Es allí donde debemos parar un segundo. Como todo ese dolor físico que ella siente no es más que un reflejo de lo que ocurre dentro de uno mismo. Como las transformaciones psicológicas, que suscitan en un cuerpo son igual o incluso más permanentes que las físicas. Podemos llegar a comparar esa cuchilla que se clava en la piel con esa experiencia con la muerte de alguien querido y que supondrá que cambiemos de por vida. Quizá podremos entrever, la relación que hay entre lo vivo que nos mata y lo muerto que supura. Es importante preguntarse qué tipo de relación decidimos tener como vivos que somos con todo aquello que está muerto. O porqué sazonamos el misterio que nos recorre constantemente con distracciones o teorías banales sobre la muerte. ¿Y es más, estamos seguros de que, de veras existe una respuesta?
Después de fijarnos en la herida pasaremos a observar el recorrido que ella realiza por su cuerpo. Como este empieza lejos del rostro y acaba en él, sometiendo al espectador a tener una reacción. Es sorprendente como, la historia siempre ha decidido separar el rostro del cuerpo, como si realmente fueran entes distintos que no tuvieran ninguna conexión y como si nada valiera más que el primero. Destrozarlo es como destruirse a uno mismo. Y aunque mucho de nosotros se halla en él, no creo estar segura de hasta que punto deberíamos excluirlo del cuerpo que lo sostiene. Digo que mucho se halla en él, aunque más bien deberíamos corregir y decir que lo hemos sometido a mucho. Las mujeres, sobretodo, han tenido que ser las esclavas de esta falsa realidad. Sin un rostro que sea aceptable por esta sociedad patriarcal que ha decidido crear sus propias normas injustas excluyendo en todo momento a las mujeres de cualquier decisión. Perpetrando en la idea que el cuerpo con el que has nacido ya no te pertenece y no te volverá a pertenecer hasta la muerte. El hecho que nunca vas a ser un cuerpo cualquiera, sino que siempre se te atribuirá una función: sexual, de trabajo, de dar placer, maternal… El cuerpo de la mujer sometido a ser una máquina que solo sabe dar. Y ahora que Gina Pane lo hiere se convierte en algo todavía más oscuro y alejado pero que rompe con las normas impuestas. La máquina se convierte y ya
no cumple con la función que le pide la industria.
Otro ejemplo para entender esto lo podemos observar en la pieza Psyché (1974), donde, se infligió una herida sobre su vientre: un corte vertical y otro horizontal de los que su ombligo era punto central. Aluden al carácter procreador del vientre femenino, a la fusión del cuerpo de la mujer con la figura de la madre, ya que el ombligo es el canal básico de relación y alimento con el feto, y al rol maternal de la mujer. De nuevo ese carácter de máquina que convierte y somete al cuerpo.
Cuando observo las imágenes soy incapaz de verla hiriéndose. Para mi no es ella la que crear el dolor sino solamente la que lo siente. El corte viene de algo externo, algo por encima de ella, que cuando la toca se transforma en algo interno, intrínseco y oscuro. Decidir sufrir de esta forma, mutilándose por una causa mayor, sabiendo lo que eso conlleva al propio cuerpo tiene algo ritualístico, algo que me impide pensar en ella como el único sujeto que afecta al mismo. Para mí, allí hay algo que la supera en fuerza e imagen. Y no solo su acción ayuda a apoyar esta idea sino todo lo demás, como son el color blanco que quiebra en pureza cada vez que lo rompe con algún elemento como la sangre o el pelo negro y los elementos a los que recurre como la leche, o la miel. Elementos que en sí contiene esta simbología casi religiosa.
Para mi, Gina Pane consiguió sobrepasar el límite del dolor, lo macabro, lo puro, sincero y reflexivo.
Para mi, Gina Pane consiguió sobrepasar el límite del dolor, lo macabro, lo puro, sincero y reflexivo.
Marina Carrasco Gracia I CAC I A1
Conceptos del Arte Contemporáneo 2019 / 2020
Conceptos del Arte Contemporáneo 2019 / 2020
BIBLIOGRAFÍA
Centre de Cultura Contemporània de Barcelona. Exposició FEMINISMES! /19 juliol 2019 - 5 gener 2020 [en línea]. Consultado el 13 d' octubre de 2019, desde:
Gina Pane, Günter Brus y las heridas simbólicas del cuerpo
http://masdearte.com/especiales/gina-pane-gunter-brus-y-las-heridas-simbolicas-del-cuerpo/
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