Creo que la exposición de
FEMINISMOS!, no debería de ser una exposición temporal, sino qué se debería de
ser el tema a tratar durante varios meses. De esta manera se podría equilibrar
las obres expuestas entre pioneras y contemporáneas; o se podrían hacer
jornadas de proyección de distintas performances.
He escogido la obra Touch
cinema de Vallie Export, 1968. Por la segunda guerra mundial, los hombres
habían dejado el trabajo por la batalla en las disputas bélicas y las mujeres
fueron las que se encargaron de que el país siguiera funcionando. Así que
trabajaron y comenzaron a tener vida social y activa. Es después de la guerra
que vuelven los hombres vuelven a sus casas con la decisión de ser cuidados por
sus mujeres por haber tenido que luchar. Las Esposas, hijas y madres, vuelven a
ser excluidas del mundo laboral, por no decir del mundo exterior y se sienten
condenadas a tener que servirle al hombre de la casa que supuestamente les está
dando todo tipo de felicidad con nuevas tostadoras y lavadoras para su tiempo
libre. Las mujeres dejan de ser humanos independientes y se convierten en
posesión de sus parejas hombres, se convierten en “la mujer de él”.
Creo que con esta
performance Valie Export consigue de una manera muy simple cambiar tornas. La
artista quiere denunciar la visión que tiene la Sociedad de la mujer en los
años 60. La mujer se convierte en un objeto más a disposición del hombre. De
este modo a una mujer se le puede hablar como uno quiera, tratar a su gusto y
se le puede exigir que le dedique a un hombre toda su atención y tiempo. Tan
intensa es la cosificación, que incluso uno puede poseer una mujer y en
consecuencia ignorar cualquier tipo de decisión propia tomada por ella.
En primera instancia parece que es Valie
Export quien se expone, y hasta cierto punto es verdad, pero realmente yo
entiendo que la intención de esta performance es exponer la seguridad con la
que, los hombres que interactúan con su cine, tratan el hecho, de poder tocar a
una mujer sin ni siquiera conocerla. En cierto modo se sobreentendía que la
mujer estaba para complacer los deseos morbosos de esos hombres.
Tamaya Arunategui, Crítica de la representación
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