dissabte, 30 de novembre del 2019

QUERIDAS VIEJAS - María Gimeno

QUERIDAS VIEJAS - María Gimeno 
Performance 6 de octubre de 2019


Queridas Viejas es una performance-conferencia que propone la artista zamorana María Gimeno con el fin de reivindicar el lugar de grandes artistas dentro de, en palabras de la artista, “una historia del arte narrada sin censuras de género”, y que se ha expuesto en diferentes encuentros culturales y contextos expositivos a nivel internacional desde el año 2014.

En su acción, Gimeno propone una relectura y reescritura del afamado manual “Historia del Arte” de E. H. Gombrich (1909-2001) mediante el muy simbólico y potente acto de acuchillar el libro, abriendo su encuadernación en diferentes puntos de las distintas épocas para incluir “las páginas que faltan”, minuciosamente elaboradas, fruto de una extensa investigación previa por parte de la artista. El contenido de la performance en sí es, pues, un recorrido histórico paralelo al propuesto por Gombrich desde la Alta Edad Media a través de las historias de las más de 80 mujeres artistas incluidas.

Gimeno complementa y adapta el contenido de las páginas y de la conferencia según las necesidades de cada contexto expositivo; en esta ocasión, que tuvo lugar el pasado día 6 de octubre formando parte del programa de performances y acciones feministas “Irreductibles-Performances feministes” comisariado por Assumpta Bassas Vila, como parte de la muestra “FEMINISMES!” del Centre de Cultura Contemporània de Barcelona, la artista lo hace interpelando de forma retórica al espectador: “¿Podría decirme el nombre de 3 artistas mujeres, anteriores al siglo XX? Y si no son 3, ¿Podría decirme 1?”. Se trata, pues, de un proyecto vivo y en continuo proceso de desarrollo que además, incluye otras producciones de la artista.

El título de la performance Queridas Viejas es un doble guiño a la historia del arte feminista y a sus reivindicaciones todavía muy vigentes. Inspirado por el libro Old Mistresses, women art and ideology (1981) en el que R. P. Parker y G. Pollock plantean, entre otras muchas cuestiones, cómo hasta el lenguaje tiene connotaciones de género por la diferencia semántica entre “Old Masters” (voz inglesa para “Grandes Maestros”) y “Old Mistresses” (con connotaciones claramente negativas), Queridas Viejas es, según la artista, la traducción directa que en su momento la herramienta de Google Inc. le devolvió para el título de la obra Parker y Pollock. Realizado el mismo ejercicio hoy, la traducción obtenida es “viejas amantes”, lo cual no deja de ser sintomático de los tiempos que vivimos.

El motivo por el cual esta acción llamó poderosamente mi atención es que la Historia del Arte de Gombrich es precisamente el primer libro “serio” sobre Arte (con mayúscula) que cayó en mis manos y devoré hace varios años, por recomendación de mi madre, mucho antes de plantearme cursar los estudios de Bellas Artes. Cuando me decidí a hacerlo, el primer regalo que me hice fue mi propia edición del libro. Al igual que la artista, en su primera lectura no reparé en que no hay ni una sola artista mujer entre sus páginas, y cuando lo hice, no fue por mi propia cuenta.

La narración de Gimeno es profundamente amena y está cargada de cariño y respeto profesional hacia las mujeres artistas presentadas, pero sin caer en un discurso naif ni mitómano; intenta plantear una visión objetiva (si es que esto es posible) de su práctica artística, y en todos los casos la perfila en el contexto histórico y social de cada una de ellas. A lo largo de la narración hace también uso del humor y la ironía: “Es el espíritu de Gombrich”, decía ante alguna inconveniencia técnica, o cuestionaba: “Es curioso, la estadística de mujeres [artistas en el Renacimiento] hijas de un pintor es altísima, mientras que al revés no ocurre”, subrayando precisamente el motivo; o afirmaba: “Esta artista [Rosalba Carriera, de gran fama y éxito en su época] seguro que la conocéis, es súper conocida” ante la evidencia de lo contrario.

Desde un punto de vista crítico, podríamos reflexionar sobre varias cuestiones problemáticas que esta performance plantea, quizá, de una forma similar a algunas obras de los feminismos de los años 70, como es el caso de The Dinner Party (1973) de Judy Chicago, que pretendía restaurar una genealogía de grandes mujeres a lo largo de la historia, no exclusivamente del arte su caso.

En primer lugar, tenemos la problemática del criterio de selección de unas mujeres ante otras, motivo por el cual Chicago ha sido ampliamente criticada. En el caso de Queridas viejas, desde el primer momento la artista expresa la dificultad de la tarea, especialmente en las épocas más recientes, y expone su voluntad de seguir el criterio de selección dudosamente objetivo que el propio Gombrich propuso en el prefacio del libro original (escribir únicamente sobre obras cuya imagen pudiera reproducirse, incluir únicamente lo que el autor consideraba verdaderas obras de arte, hablar únicamente de lo que el autor consideraba verdaderos artistas, y por último, romper sus propias reglas en caso de considerarlo necesario). Así, y atendiendo especialmente a la cuarta norma de “hacer lo que me dé la gana”, la artista deja claro que su propuesta está lejos de ser una visión absoluta e indiscutible, desarticulando esta primera crítica.

Por otro lado, sí es cierto que encontramos una escasa presencia de pluralidades (sociales, raciales o étnicas, sexuales) entre las artistas seleccionadas, especialmente antes del siglo XIX, a pesar de que Gimeno argumenta las razones sociales y políticas por las cuáles varias de ellas (o de los testimonios que nos han llegado) provenían del ámbito burgués, o aunque encontremos a Edmonia Lewis, Kiyohara Yukinobu o Rosa Bonheur entre ellas.

Ante este hecho, es preciso tener en cuenta que la propuesta de Gimeno es una respuesta al guión planteado por Gombrich, ya previamente sesgado y centrado en la tradición occidental, y esencialmente europea, ya que no da un salto a los Estados Unidos hasta finales del siglo XVIII, tal y como evidencia la artista. Es decir, la intención de Gimeno es la de complementar una historia ya incompleta desde su concepción por Gombrich específicamente desde la perspectiva de género; no plantea el objetivo grandilocuente de escribir “LA” Historia del Arte (en mayúscula) como sí parecía pretender el autor.

Es el punto en cuanto a la pluralidad sexual e identitaria el que, a mi modo de ver, tiene mayor problemática ya que ciertamente el discurso de Gimeno se articula desde el planteamiento binario hombre-mujer, frente a toda la diversidad LGTBIQ+ allende de las construcciones socioculturales clásicas. No encuentro más respuesta ante esta necesaria perspectiva (que por otro lado, podría desarticular muchos planteamientos de los vistos en la muestra) que la urgente necesidad del ejercicio de Gimeno teniendo en consideración que la Historia del Arte de Gombrich, el manual más vendido de la historia desde su publicación en 1950 y que va actualmente por su 16ª edición con múltiples reimpresiones, así como otros tantos manuales básicos que siguen el mismo patrón, son los que han configurado y siguen configurando el imaginario artístico de nuestra sociedad.

En este sentido, también me gustaría poner en valor que el discurso de Gimeno, a mi modo de ver, no cae en un “esencialismo” de la identidad femenina o en la existencia de una imaginería propia; no ensalza los universos vivenciales de las artistas por el hecho de ser mujeres, ni cubre de “genialidad” y “heroísmo” o “victimismo” sus historias y voluntades en el contexto del patriarcado de cada época. Es decir, cada artista es incluida en la narración por el hecho de ser mujer para evidenciar su ausencia en la narración histórica, pero no se pone el foco en su “feminidad”, sino en la calidad de su obra y su trasfondo.

También es preciso tener en cuenta que Gimeno no rechaza el contenido del libro de Gombrich, su gesto es el de complementarlo, incluir a las mujeres sin aislarlas en una “Historia del Arte” alternativa, lo cual en su momento se criticó de otras iniciativas feministas como la imprescindible exposición Women Artists: 1550-1950 de A.S. Harris y L. Nochlin en 1976. Y éste es un ejercicio vivo, que puede seguir creciendo y completándose de forma cada vez más plural.

Es decir, aunque está claro que el debate en cuanto al binomio hombre-mujer debe ser superado, el de Gimeno sigue siendo un planteamiento imprescindible como un primer paso fundamental a fin de evidenciar y comenzar a reajustar la incompleta historia del arte que sigue conformando el imaginario colectivo, especialmente más allá de los círculos especializados, espacio en el cual la de Gombrich (y similares) sigue siendo la historia del arte dominante.


Carlota Arroyo Obis
Critica de la Representació / 2019-2020

Bibliografía


Gombrich, E. H. La Historia del Arte. Londres: Phaidon, 2009 [1950].

Mayayo, P. Historias de mujeres, Historias de arte. Madrid: Ediciones Cátedra, 2019 [2003].

Centre de Cultura Contemporània de Barcelona. Exposició FEMINISMES! /19 juliol 2019 - 5 gener 2020 [en línea]. Consultado el 9 de octubre de 2019, desde:

Centre de Cultura Contemporània de Barcelona. Irreductibles - Performances feministes / 6 octubre 2019 [en línea]. Consultado el 9 de octubre de 2019, desde:

Gimeno, M. Página web oficial [en línea]. Consultado el 9 de octubre de 2019, desde:

Luzán, J. Una ‘performance’ denuncia que las mujeres no existen en la Historia del Arte [en línea]. El Asombrario & Co., 7 de octubre de 2017. Consultado el 27 de noviembre de 2019, desde:


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