Performance / 6 de octubre de 2019
Queridas Viejas es una performance-conferencia que propone
la artista zamorana María Gimeno con el fin de reivindicar el lugar de grandes
artistas dentro de, en palabras de la artista, “una historia del arte narrada
sin censuras de género”, y que se ha expuesto en diferentes encuentros culturales
y contextos expositivos a nivel internacional desde el año 2014.
En su
acción, Gimeno propone una relectura y reescritura del afamado manual “Historia
del Arte” de E. H. Gombrich (1909-2001) mediante el muy simbólico y potente
acto de acuchillar el libro, abriendo su encuadernación en diferentes puntos de
las distintas épocas para incluir “las páginas que faltan”, minuciosamente elaboradas,
fruto de una extensa investigación previa por parte de la artista. El contenido
de la performance en sí es, pues, un recorrido histórico paralelo al propuesto
por Gombrich desde la Alta Edad Media a través de las historias de las más de 80
mujeres artistas incluidas.
Gimeno
complementa y adapta el contenido de las páginas y de la conferencia según las
necesidades de cada contexto expositivo; en esta ocasión, que tuvo lugar el
pasado día 6 de octubre formando parte del programa de performances y acciones
feministas “Irreductibles-Performances
feministes” comisariado por Assumpta Bassas Vila, como parte
de la muestra “FEMINISMES!” del Centre de Cultura Contemporània de Barcelona,
la artista lo hace interpelando de forma retórica al espectador: “¿Podría
decirme el nombre de 3 artistas mujeres, anteriores al siglo XX? Y si no son 3,
¿Podría decirme 1?”. Se trata, pues, de un proyecto vivo y en continuo proceso
de desarrollo que además, incluye otras producciones de la artista.
El
título de la performance Queridas Viejas es
un doble guiño a la historia del arte feminista y a sus reivindicaciones todavía
muy vigentes. Inspirado por el libro Old
Mistresses, women art and ideology (1981) en el que R. P. Parker y G.
Pollock plantean, entre otras muchas cuestiones, cómo hasta el lenguaje tiene
connotaciones de género por la diferencia semántica entre “Old Masters” (voz inglesa para “Grandes Maestros”) y “Old Mistresses” (con connotaciones
claramente negativas), Queridas Viejas
es, según la artista, la traducción directa que en su momento la herramienta de
Google Inc. le devolvió para el título de la obra Parker y Pollock. Realizado
el mismo ejercicio hoy, la traducción obtenida es “viejas amantes”, lo cual no
deja de ser sintomático de los tiempos que vivimos.
El
motivo por el cual esta acción llamó poderosamente mi atención es que la Historia del Arte de Gombrich es
precisamente el primer libro “serio” sobre Arte (con mayúscula) que cayó en mis
manos y devoré hace varios años, por recomendación de mi madre, mucho antes de plantearme
cursar los estudios de Bellas Artes. Cuando me decidí a hacerlo, el primer
regalo que me hice fue mi propia edición del libro. Al igual que la
artista, en su primera lectura no reparé en que no hay ni una sola artista mujer entre sus páginas, y cuando lo hice, no fue por mi propia cuenta.
La
narración de Gimeno es profundamente amena y está cargada de cariño y respeto
profesional hacia las mujeres artistas presentadas, pero sin caer en un
discurso naif ni mitómano; intenta plantear una visión objetiva (si es que esto
es posible) de su práctica artística, y en todos los casos la perfila en el
contexto histórico y social de cada una de ellas. A lo largo de la narración
hace también uso del humor y la ironía: “Es el espíritu de Gombrich”, decía
ante alguna inconveniencia técnica, o cuestionaba: “Es curioso, la estadística
de mujeres [artistas en el Renacimiento] hijas de un pintor es altísima,
mientras que al revés no ocurre”, subrayando precisamente el motivo; o afirmaba: “Esta artista [Rosalba Carriera, de gran fama y éxito en su época] seguro que
la conocéis, es súper conocida” ante la
evidencia de lo contrario.
Desde
un punto de vista crítico, podríamos reflexionar sobre varias cuestiones problemáticas
que esta performance plantea, quizá, de una forma similar a algunas obras de
los feminismos de los años 70, como es el caso de The Dinner Party (1973) de Judy Chicago, que pretendía restaurar
una genealogía de grandes mujeres a lo largo de la historia, no exclusivamente del
arte su caso.
En
primer lugar, tenemos la problemática del criterio de selección de unas mujeres
ante otras, motivo por el cual Chicago ha sido ampliamente criticada. En el
caso de Queridas viejas, desde el
primer momento la artista expresa la dificultad de la tarea, especialmente en
las épocas más recientes, y expone su voluntad de seguir el criterio de
selección dudosamente objetivo que el propio Gombrich propuso en el prefacio
del libro original (escribir únicamente sobre obras cuya imagen pudiera
reproducirse, incluir únicamente lo que el autor consideraba verdaderas obras de
arte, hablar únicamente de lo que el autor consideraba verdaderos artistas, y por
último, romper sus propias reglas en caso de considerarlo necesario). Así, y atendiendo
especialmente a la cuarta norma de “hacer lo que me dé la gana”, la artista
deja claro que su propuesta está lejos de ser una visión absoluta e
indiscutible, desarticulando esta primera crítica.
Por
otro lado, sí es cierto que encontramos
una escasa presencia de pluralidades (sociales, raciales o étnicas, sexuales) entre las artistas seleccionadas,
especialmente antes del siglo XIX, a pesar de que Gimeno argumenta las razones sociales y políticas por las cuáles varias de ellas (o de los testimonios que nos han
llegado) provenían del ámbito burgués, o aunque encontremos a Edmonia Lewis, Kiyohara Yukinobu o Rosa Bonheur entre ellas.
Ante
este hecho, es preciso tener en cuenta que la propuesta de Gimeno es
una respuesta al guión planteado por Gombrich, ya previamente sesgado y centrado
en la tradición occidental, y esencialmente europea, ya que no da
un salto a los Estados Unidos hasta finales del siglo XVIII, tal y como
evidencia la artista. Es decir, la intención de
Gimeno es la de complementar una historia ya incompleta desde su concepción por
Gombrich específicamente desde la perspectiva de género; no plantea el objetivo
grandilocuente de escribir “LA” Historia del Arte (en mayúscula) como sí
parecía pretender el autor.
Es el punto
en cuanto a la pluralidad sexual e identitaria el que, a mi modo de ver, tiene
mayor problemática ya que ciertamente el discurso de Gimeno se articula desde
el planteamiento binario hombre-mujer, frente a toda la diversidad LGTBIQ+ allende
de las construcciones socioculturales clásicas. No encuentro más respuesta ante
esta necesaria perspectiva (que por otro lado, podría desarticular muchos
planteamientos de los vistos en la muestra) que la urgente necesidad del ejercicio
de Gimeno teniendo en consideración que la Historia
del Arte de Gombrich, el manual más vendido de la historia desde su
publicación en 1950 y que va actualmente por su 16ª edición con múltiples reimpresiones, así como otros
tantos manuales básicos que siguen el mismo patrón, son los que han configurado
y siguen configurando el imaginario artístico de nuestra sociedad.
En este
sentido, también me gustaría poner en valor que el discurso de Gimeno, a mi
modo de ver, no cae en un “esencialismo” de la identidad femenina o en la
existencia de una imaginería propia; no ensalza los universos vivenciales de
las artistas por el hecho de ser mujeres, ni cubre de “genialidad” y “heroísmo” o “victimismo”
sus historias y voluntades en el contexto del patriarcado de cada época. Es decir,
cada artista es incluida en la narración por el hecho de ser mujer para
evidenciar su ausencia en la narración histórica, pero no se pone el foco en su “feminidad”, sino en la
calidad de su obra y su trasfondo.
También
es preciso tener en cuenta que Gimeno no rechaza el contenido del libro de
Gombrich, su gesto es el de complementarlo, incluir a las mujeres sin aislarlas
en una “Historia del Arte” alternativa, lo cual en su momento se criticó de
otras iniciativas feministas como la imprescindible exposición Women Artists: 1550-1950 de A.S. Harris
y L. Nochlin en 1976. Y éste es un ejercicio vivo, que puede seguir creciendo y completándose de forma cada vez más plural.
Es
decir, aunque está claro que el debate en cuanto al binomio hombre-mujer debe
ser superado, el de Gimeno sigue siendo un planteamiento imprescindible como un
primer paso fundamental a fin de evidenciar y comenzar a reajustar la
incompleta historia del arte que sigue conformando el imaginario colectivo, especialmente
más allá de los círculos especializados, espacio en el cual la de Gombrich (y
similares) sigue siendo la historia del arte dominante.
Carlota Arroyo Obis
Critica de la Representació / 2019-2020
Bibliografía
Gombrich,
E. H. La Historia del Arte. Londres:
Phaidon, 2009 [1950].
Mayayo,
P. Historias de mujeres, Historias de
arte. Madrid: Ediciones Cátedra, 2019 [2003].
Centre de Cultura Contemporània de Barcelona. Exposició FEMINISMES! /19 juliol 2019 - 5
gener 2020 [en línea]. Consultado el 9 de octubre de 2019, desde:
Centre de Cultura Contemporània de Barcelona. Irreductibles - Performances feministes / 6
octubre 2019 [en línea]. Consultado el 9 de octubre de 2019, desde:
Gimeno, M. Página web oficial [en línea]. Consultado el 9 de
octubre de 2019, desde:
Luzán, J. Una
‘performance’ denuncia que las mujeres no existen en la Historia del Arte [en
línea]. El Asombrario & Co., 7 de octubre de 2017. Consultado el 27 de noviembre
de 2019, desde: