Víctor Marín, Crítica de la representación
A mi parecer, la exposición Feminismes ha sido un despliegue de material, conferencias, actos y todo tipo de actividades relacionadas con este tema realmente espectacular. Solo hace falta pasar por la página web de CCCB para darse cuenta de ello y considero que es todo un lujo poder disfrutar de una exposición tan grandes y ver todo lo que se genera a su alrededor.
Aun así, todo lo que comentamos en clase, en cuanto aspectos negativos, creo que es cierto. Muchas artistas de la vanguardia feminista de los 70 (la gran mayoría mujeres blancas, occidentales, burguesas…) que debido a su extensión se podían volver algo tediosa y desfasada por sus pensamientos, que aunque compartan el inicio y sean las precursoras de la lucha feminista tenían unas ideas sobre este muy arraigadas a los genitales y la naturaleza femenina.
Obviamente hoy con el surgimiento de grupos queer, intersex, trans todas estas ideas se ven cuestionadas y aunque sean cuestionables a mi parecer es conveniente ver de donde proceden las cosas.
La segunda parte, Coreografies del gènere, tiene obras muy interesantes, en particular me encantó la obra de Mireia Sallarès, Las muertes chiquitas (2006-2016) que aunque en la facultad
ha sido muy conocida yo no había oído hablar hasta que vi la exposición.
ha sido muy conocida yo no había oído hablar hasta que vi la exposición.
En clase comentamos que esta segunda parte de la exposición estaba hecho para que grupos que no se sintieran cómodos y se posicionarán en contra del feminismo de diferencia de los 70 no se le tirara al cuello a la institución. Yo, sinceramente, hasta que no se dijo en la asignatura no había sido consciente de esto pero si pensé que hubiera sido mejor hacer una pincelada sobre el feminismo de los 70 y centrarse más en la actualidad y todo lo que sucede en la escena contemporánea. Creo más interesante hablar del ahora que hacer una muestra de obras ya pasadas. Aunque
supongo a la institución le era más beneficioso excederse en la primera parte ya que al ser artistas más conocidas recaudarían mayor cantidad de dinero.
supongo a la institución le era más beneficioso excederse en la primera parte ya que al ser artistas más conocidas recaudarían mayor cantidad de dinero.
Pero lo que realmente me gustó fue el nexo entre ambas partes, El cos com a conflicte, una sala documental que reunía problemáticas feministas en el ámbito del cómic y autoras de esta disciplina. Estuvo comisariada por la ilustradora del cómic catalana Marika Vila y me pareció un apartado necesario ya que el cómic siempre ha sido un campo artístico con muchos autores hombres y un espacio donde el cuerpo femenino ha consolidado un estereotipo de mujer objeto y sexualizada brutal.
También es cierto que ese espacio ya daría para hacer una exposición totalmente independiente y fue curioso ver como conviven artistas del cómic que se reivindican como feministas y su trabajo es íntegramente de cómic feminista como Flavita Banana o Lola Vendetta con otras como Emma Ríos que ejercen un trabajo más arraigado al cómic convencional, Bella Muerte (2014).
Alrededor del setenta por ciento de superhéroes de DC y el setenta y cinco de Marvel son hombres, aunque la proporción de mujeres ha ido aumentando de forma estable desde los años setenta. She-Hulk, Ms. Marvel o Wonder Woman son algunas de las heroínas que en la industria americana están cogiendo más peso dentro del mundo del tebeo de superhéroes. Este cambio de concepción del cómic viene dado por dibujantes como Emma Ríos o Natacha Bustos.
En España, Astiberri es una editorial vasca que cuenta con muchísimas obras publicadas por mujeres; Sangre de mi sangre de Lola Lorente, Let’s Pacheco de Laura y Carmen Pacheco o las tiras cómicas de Agustina Guerrero, Sara Oncina y Sara Hernanz.
No me podría mostrar más a favor de que esto suceda ya que al entrar autoras y todo tipo de personas al mundo del cómic enriquece muchísimo este espacio. Atrae a nuevos lectores y contrasta sus opiniones con otras formas de pensar, diversifica este campo y eso es genial.
Aun así, a menudo pienso que las industrias utilizan más estos cambios como un mero negocio que como un cambio social y de pensamiento en sí. Que Kick-ass pase de ser un joven friki blanco americano a una veterana de guerra afroamericana, que Thor pase a ser mujer o que Gwen Stacy empiece su debut como protagonista de su propio cómic es genial pero al fin de cuentas es puro negocio.
El fanzine me parece un formato que puede salir de esta mercantilización absoluta y ser “más libre” para expresar e intentar generar otro pensamiento. Barbara Sanchez Barroso nos hizo una charla de su trabajo artístico en primero y me pareció interesante las propuestas que trataba en su colectivo NENAZAS, donde lo que generan en formato fanzine se puede adquirir en PDF de manera gratuita, o los feminizines que están subidos a ISSUU.
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